La Doctrina Católica del Purgatorio
La Doctrina del purgatorio es una de las más polémicas con respecto a nuestros hermanos protestantes. Es una doctrina donde la Iglesia Católica profesa: gracia; pecado; redención y juicio.Las almas que llegan
al Purgatorio están ya salvadas, permanecen allí el tiempo necesario para
ser purificadas totalmente.
El purgatorio es un dogma de fe, es decir es de creencia obligatoria para todo cristiano. Jesús ha querido en cierta forma involucrarnos con su pasión, como dice San Pablo: Si hemos sufrido con Él, también estaremos con Él en la gloria (Romanos 8, 17).
Es por eso que debemos expiar nuestros pecados temporales para poder acceder al Cielo de manera pura. La culpa temporal es el efecto colateral que arrastramos cuando cometemos un pecado, y que debemos de borrar completamente.
De ahí que el pecado lleva dos aspectos:
-Culpa
-Pena
Con el pecado ofendemos a Dios, y por eso merecemos un castigo y nos volvemos culpables delante de Él.
Si murieramos en un estado de gracia imperfecto, y con el pecado arrastramos la culpa temporal, iremos necesariamente al Purgatorio para terminar de expiar por completo nuestro castigo. Porque Dios quiere que todos los hombres se salven, (1,Timoteo 2, 5), pero no todos llegaremos al final de nuestras vidas a estar dignamente preparados ante Dios. El purgatorio existe por pura misericordia divina. En el génesis 4, 13 Dios impone una pena temporal a Caín por matar a Abel.
Es un regalo de la misericordia grandísima de
Dios, y una señal de esperanza, ya que las almas que llegan al Purgatorio
ya están salvadas: la única opción posterior que tienen es el Cielo; permanecen
allí el tiempo necesario para ser purificadas totalmente antes de entrar
a la visión y el disfrute total de Dios en el Cielo (cfr. Nuevo Catecismo
de la Iglesia Católica #1030-1032
La purificación en el Purgatorio
es "dolorosa". La Biblia nos habla también de "fuego"
al referirse a esta etapa de purificación. "La obra de cada uno
vendrá a descubrirse. El día del Juicio la dará a conocer ... El fuego
probará la obra de cada cual ... se salvará, pero como quien pasa por
fuego" (1a. Cor. 2, 13-15).
Los de Corinto tuvieron un castigo temporal por haber participado de la eucarístia indignamente.
"Quien coma y beba mi cuerpo a sabiendas que está en pecado grave, se estará condenando él mismo". (Corintios 11, 28)
Existen muchos protestantes que piensan que el purgatorio es como una segunda oportunidad de vida para un católico, y no es así, es un lugar de purificación del alma. Por tanto una vez que el alma ha dejado su cuerpo mortal, ya no existe ningún tiempo para merecer, y el alma es juzgada de manera objetiva, ya sea en estado de gracia o de miseria.
"Y del mismo modo que el destino de los hombres mueran una sola vez, y luego ser juzgados" (Hebreos 9, 27). Por consiguiente, el retraso en
poder gozar de la "Visión Beatífica" causa un dolor incomparable
a cualquier dolor de la tierra. Y esta purificación
puede sucederse, bien después de la muerte, o bien -total o parcialmente-
durante nuestra vida en la tierra. Por eso a veces se oye hablar de "pasar
el purgatorio en la tierra".
¿Cómo evitar, también,
el Purgatorio? La receta es clara: buscar la Voluntad de Dios y no la
propia, rechazar el pecado, confesar los pecados cometidos en el Sacramento
de la Reconciliación, aprovechar las gracias de la Santa Misa y la Eucaristía
y, aprovechar las oportunidades de conseguir "indulgencia plenaria",
la cual nos borra el tiempo de purificación que tendríamos que pasar en
el Purgatorio.
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