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martes, 15 de abril de 2014

TESTIMONIO DE LA SANTÍSIMA VIRGEN DE GARABANDAL

El milagro más grande que existe en el mundo es el Sacratísimo Corazón de Jesús convertido en Eucaristía, unido al doloroso e Inmaculado Corazón de la santísima Virgen María.











Expondremos una  narración de unos peregrinos que fueron a Garabandal.


Con la ilusión de estar en el lugar donde la santa madre ha pisado, peregrinamos mi prometido y yo a Garabandal, iba con el convencimiento de que la presencia de la Virgen continúa allí.

Nos preparamos viendo los vídeos de los testimonios, encabezado por el Santo Padre Pío y las videntes, aunado a la experiencia y gracias recibidas de la Virgen María Dolorosa en  Prado Nuevo del Escorial -Madrid- (donde llevé el rosario por primera vez y el cual le colgué una medalla milagrosa), en ayuno, días previos, penitencia, oración, fe, y piedad, partimos con alegría, en la fiesta de San José (2014)

Comenzamos con la santa misa de nuestra ciudad y llegamos al final de la tarde a Garabandal. Derretidos ante la belleza de las montañas, caminamos desde Cosío, -el pueblo de abajo- en un recorrido de 5 km. Ibamos despacio contemplando y rezando el santo rosario, de tanto balancearse el rosario en mi mano, se enredó de tal forma, que necesitaba tiempo y paciencia para quitar el gran nudo que se formó, solo me quedó una decena libre y así terminamos de rezar.

Llegamos al anocher a Garabandal, se respiraba un aire puro, armonioso, sus calles silenciosas y en recogimiento nos dirigimos a la posada del centro del pueblo, -frente a la iglesia, donde lo regentaba un familiar de la vidente de Conchita-. Nada más entrar por la puerta ya nos esperaba el amable señor con su semblante sonriente. Nos atendieron muy bien y no nos faltó de nada.

Cenamos y salimos hacia los Pinos - lugar de las apariciones de nuestra Señora de Garabandal desde 1961 a 1964-, pero todo estaba tan oscuro que divisamos tan solo la Calleja, desde ahí contemplamos las estrellas que se veían como perlas gigantes en medio del firmamento.




Intentaba expandir mi mente y poder tener un contacto más cercano  a  la Virgen, ya que su presencia en éste lugar es muy palpable, cogí una pequeña flor y entre gozos y alegrías, le prometí, que se la llevaría a los Pinos.

Al día siguiente fuimos directos a misa, era un jueves, y dió la casualidad que esos días estaba expuesto el Santísimo, así que suspiré: "¡¡qué regalo más grande!!". Antes de entrar busco el rosario para prepararme en la oración, como estaba enredado no lo llevaba puesto y lo guardé en el bolso, justo donde llevaba la pequeña flor para la Virgen, cuando fue mi sorpresa y meto la mano en el bolso, saqué el rosario limpiamente y sin enredos, el cual ya no tenía ningún nudo, estaba completamente suelto en mi mano. -La Virgen en las apariciones solía desenredar los rosarios de los asistentes luego de besarlos y bendecirlos, conmigo no fue diferente-. ¡Qué milagro tan hermoso!






Dí muchas gracias en la misa, decidí contárselo a los párrocos presentes, pero como estaban en la adoración no pude expresarlo. Al salir de la iglesia me aventuré ha contárselo al posadero, donde compramos algunos objetos religiosos, - quedó admirado de la noticia-.

Más tarde nos fuimos a los Pinos, y recorrimos la renombrada "Calleja", -es un camino empinado lleno de piedras donde las niñas caían en pleno éxtasis sin hacerse ninguna rozadura en sus piernas-. Hacia la mitad, se hallaba la capilla del Arcángel San Miguel, y al lado de ella estaba una  piedra donde se posó en la primera aparición el soldado de Cristo. Una vez en la cima, llegamos a los Pinos, es un lugar hermoso, lleno de espíritu de alegría y de paz.

Luego bajamos a comer al pueblo, y nos encontramos con un joven que iba a rellenar su botella a una fuente de agua que bajaba de las montañas heladas. Nos comentó que vivía allí unos 3 años, y que su vida le cambió gracias a Medjurgorge. Muy contento nos habló acerca del Gran Milagro que ocurrirá en Garabandal. Ya por último subimos de nuevo a los Pinos a terminar de rezar el rosario, y ya viendo la hora que se había hecho nos fuimos a preparar el descenso hasta Cosío más felices que nunca. 

La experiencia de éstos peregrinos ha sido única y maravillosa, recemos para que Dios uno y trino, y la santísima Virgen logren muchas conversiones y peregrinos en ésta tierra llena de santidad. 

AMEN







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